Vivimos en tiempos alterados, en donde lo que parecía imposible en las épocas bíblicas hoy se ha normalizado dentro de la sociedad.
Ahora puedes cambiar tu sexo de manera quirúrgica y hormonal, los abortos siguen en aumento, la infidelidad es común, no existe respeto por la familia y ni menos por Dios.
Han existido cambios en las leyes de muchos países que han hecho que estos temas se normalicen y se les baje el perfil para llevarlos a la cotidianeidad, sin embargo, estas leyes creadas por el hombre se han alejado totalmente de la Ley de Dios.
Se han descuidado las escrituras sagradas de la Biblia, y también se ha alejado el corazón del hombre de Dios y Jesús.
Lo que deberíamos amar y atesorar le destinamos un tiempo prácticamente nulo, lo que es totalmente lamentable, porque la palabra de Dios es lo único que puede nutrir nuestro espíritu, de hecho es su único alimento.
Pero también lo que nos enseña Dios quiere que lo pongamos por obra.
Como dice Santiago 1:22-25 lo más importante al oir la palabra de Dios es llevarla a la práctica, solo así lo que Dios nos quiere transmitir persevera en el corazón del hombre y alimenta nuestro espÍritu santo.
El poder de las Sagradas Escrituras en nuestra Vida
En definitiva, el Poder de las Escrituras, es que dan vida y alimento a nuestro Espíritu Santo, y sin la palabra de Dios, es decir, la lectura de la Biblia, nuestro espíritu no se alimenta y termina muriendo, y que por ende la muerte espiritual detona en el pecado.
Una vez que abandonas la palabra, El diablo se encarga de meter ideas y mentiras en tu mente, juega con tu percepción de la vida y emociones, sin embargo, si llenamos nuestras mentes con la palabra de Dios, el Diablo no puede entrar en nuestra mente ni generar sentimientos incorrectos.
Para finalizar este artículo, quiero que sepas que la palabra que te puede dar un amigo te puede hacer sentir bien unos minutos, pero la palabra de Dios puede sostener tu vida y darnos aliento como nadie en este mundo.